miércoles, 11 de enero de 2012

Primera regla, comunicar para que nos entiendan



Cuando escribimos para una página web la cantidad de potenciales lectores incluye a personas con diferentes dominios del idioma español. Algunas manejan términos técnicos y palabras de todos los dialectos, otras sólo pueden interpretar una variedad de expresión.


Un consejo que puede ayudar a la hora de publicar un trabajo es elegir palabras conocidas por la mayoría de los lectores a los que queremos llegar. Esto implica presentar la información sin caer en la vulgaridad ni en el exceso de refinamiento. La premisa debe ser: primero está el lector, después nuestro deseo de hacer alarde de conocer palabras "difíciles" o la falta de esfuerzo para buscar expresiones elegantes.

Variedad diatópica: Diferencias registradas entre personas que viven en diferentes lugares, incluso dentro de un mismo país. Por ejemplo: en Uruguay, los habitantes de algunas localidades utilizan palabras que en otras son desconocidas. En algunas zonas del departamento de Canelones le decimos "soco" —nunca encontré el término escrito por lo que también podría ser "zoco"— a lo que en otros lugares se denomina "resguardo".

Variedad diastrática: Diferencias ocasionadas por el grupo socioeconómico con el que se identifican los hablantes. Es muy probable que para muchas personas “socioeconómico”, justamente sea un término desconocido o poco utilizado si no tienen un grado de instrucción que les facilite conocerlo. La edad, el sexo, el nivel sociocultural y la profesión son factores influyentes en el modo en que los hablantes emplean su lengua.

Por ejemplo: En Uruguay podemos decir que queremos comprar "un calzado deportivo", "championes" o "las propias bases" y seremos mejor entendidos por gente que se precie de diferentes grupos sociales —en teoría más finos, medios y de un sector más carenciado, respectivamente—

Variedad diafásica: Los hablantes tienen acceso a más de un estilo lingüístico. La variación diafásica abarca desde las posturas más coloquiales a las más formales. En muchas ocasiones, la selección de las palabras depende de la conciencia lingüística en el momento de hablar. Cuando estamos en confianza con nuestro interlocutor generalmente hay menos conciencia de las palabras que utilizamos, es decir, elegimos menos los términos y los utilizamos espontáneamente.

Por otra parte, a medida que la confianza disminuye el hablante elige variaciones más formales, vocabulario más refinado —o que tenga por tal—, estructuras oracionales más complejas y pronunciación más cuidada. 

En una reunión de trabajo, por ejemplo, es posible escuchar una frase como: "¡Este problema realmente afecta nuestros intereses!", mientras que en referencia a la misma situación, pero en una reunión de amigos, es posible escuchar: "¡Este problema nos jode la vida!". Como dijo el recordado relator de fútbol, Carlos Solé en ocasión de un triunfo uruguayo en una final de Copa Libertadores: "Con el perdón de la expresión, poco académica pero gráfica..." y continuó diciendo que un equipo ganó "a lo macho", expresión muy entendida para los amantes del fútbol que lo escuchaban.

De vuelta en la redacción
La selección de la variante que utilizaremos es muy importante.

En resumen, es indispensable, para realizar una publicación que cumpla con sus fines, expresarnos en la forma que tenga mejores posibilidades de captar la atención de los lectores. También es imprescindible considerar que la escritura siempre exige un nivel de corrección que en la oralidad puede no ser necesario.

En caso de querer dirigirnos a un público muy amplio, ya hemos visto la importancia del bien conocido Estilo Llano (ver entrada en este blog).

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